Décimas a El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha

El homenaje de Doña Manuelita a su herencia castiza se refleja en esta obra, en la cual la escritora resalta las personalidades de Don Quijote, Sancho Panza y, por supuesto, Dulcinea así como la aventura emprendida con tan solo un rocín, una mohosa armadura y un achacoso cuerpo, pero con una cabeza llena de entrañables fantasías.


De la Mancha, Don Quijote,
un hidalgo de la lanza
cuya idea siempre avanza,
armaba grande mitote,
y aumentando el alborote
(con pensamiento amoroso)
infundió en él gran gozo,
pues además de sus armas,
escogió entre las damas
a Dulcinea del Toboso.

El buen caballero andante
perdió de repente el juicio
sacando a todos de quicio:
con idea aberrante,
siendo severo talante,
leyó hasta la locura
en libros que se procura,
y al fin pone "Rocinante"
al caballo acompañante,
rocín de flaca figura.

Su salida sin tardanza,
para reparar errores,
alejado de temores,
embrazó escudo y lanza
y con alborozo avanza;
titubeó en su locura
pero siguió su aventura
pensando que sus hazañas
que algún sabio entre sus mañas
lo haga eterno con bravura.

Es la graciosa manera
de hacerse caballero:
visitando a un ventero
quien cortesía tuviera,
y sin que nadie lo hiriera
(de rodillas, pues, pidiendo)
con oraciones diciendo
alabó al ser humano,
y queriéndolo como hermano
su aventura fue cumpliendo.

Dulcinea del Toboso,
Virgen lo fue del Quijote,
Y armó este el mitote
por no recibir el gozo
de terco tan mañoso,
de decir al mercante
que ofendía a su beldad,
y arremetió con maldad
y culpando al Rocinante
de su fracaso el andante.

Sintiéndose quebrantado
ideó histórica batalla
para el paso en que se halla.
Con valor debilitado
pensó con desagrado
de su desleal señora,
quien todo momento añora
y el labrador de metiche
le recogió sus tiliches
(a ver si no lo empeora).

Al catar al romancero
No halló herida alguna,
Solo sueños de fortuna
y delirio de caballero,
o leyenda de hechicero,
pues no dio de cuchilladas
ni siquiera de patadas:
sólo fue un molimiento
por culpa de su jumento
se recetó aislamiento.

Grande escrutinio hicieron
el barbero y el cura
de su librería obscura:
muchos libros perecieron
por el daño que le hicieron.
El encanto le quitaron
cuando con saña quemaron
echándolos de este mundo
de un modo tan iracundo
(ni así sanarlo lograron).

Hay libros de gran tesoro
con soñadas aventuras:
caballeros de estaturas,
grandes damas en desdoro
que escribieron los moros.
Cervantes en su invención
promete buena intención:
guardémoslo en su posada
con su desdicha gozada
y démosle compasión.


Décimas a El Ingenioso Don Quijote de la Mancha. (fragmentos). Instituto de Cultura de Yucatán, 2005.